Para revitalizar “la fuerza liberadora de la cultura” —frase del estudioso Gregori Mir—, se ha procedido a la reedición en facsímile de La Nostra Terra, con formato y rango de lectura bíblica. La histórica y selecta revista mensual de literatura, arte y ciencias apareció en catalán con vocación universalista en Mallorca en 1928 hasta que fue enmudecida por el golpe de Estado de 1936.
Desde el principio fue en una de las principales revistas del siglo XX en Mallorca y un espejo del dinamismo de la sociedad intelectual de los años treinta en la isla. Ahora, los 99 números escritos por más de 200 firmas han sido rescatados
en cinco volúmenes editados por El Gall, el Institut d’Estudis Baleàrics y Sa Nostra.
La revista, tan mitificada comopoco conocida en su integridad, surgió del afán autonomista de republicanos, liberales, escritores, artistas, científicos,
poetas y curas, alguno de los cuales devino censor de bibliotecas en nombre de Franco. Miquel Ferrà y Joan Pons i Marqués fueron los dos próceres
de la aventura que recogió en sus números finales el manifiesto de intelectuales de la comunidad catalano-balear que auspiciaron Francesc Cambó,
con Joan Estelrich y otros, y que motivó la respuesta solidaria desde Mallorca en 1936. Los firmantes insulares fueron perseguidos y depurados por el
franquismo o conminados a humillantes rectificaciones.
El impulsor de la reedición y autor del análisis de la colección, Tomeu Mestre Sureda, Balutxo, ha buceado en todas las páginas y en las biografías de
los escritores y colaboradores. Mestre contextualiza más allá de los parámetros
literarios la densidad social de La Terra Nostra y describe también a aquellos que fueron los censores militares y animadores de la represión. Junto a su estudio hay sendos prólogos de los catedráticos Pere Roselló Bover y Miquel Duran.
La música, la ciencia de vanguardia y la literatura se sucedieron en las 4.500 páginas de la revista. Entre los autores, Igor Stravinsky, Béla Bartók, Emili Darder, Andreu Crespí, Joan Mascaró, Francesc de Borja de Moll, Miquel Massutí, Pere Oliver, Bartomeu Rosselló-Pòrcel, Salvador Galmés, Llorenç Villalonga, Joan Amades, Xavier Benguerel, Agustí Calvet, Josep Carner, Pere Coromines y Ferran Soldevila, entre otros muchos.
“La trágica circunstancia de una guerra condenó a muerte la revista y propició la marginación intencionada de su recuerdo. No sólo fue víctima de la represión, sino también del silencio activo y forzado”, asegura Tomeu Mestre.
Publicat a El País, per Andreu Manresa, el 18 de desembre de 2009
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